Jesús enseñó por medio de las parábolas muchas cosas como éstas:
Un sembrador salió a sembrar. Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esta semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda; pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.
Cuando sus discípulos le preguntaron a Jesús qué significaba esta parábola el les dijo:
Cuando alguien oye la palabra de Dios y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. El que recibió la semilla que cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría; pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas y persecución a causa de la palabra, en seguida se aparta de ella. El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que ésta no llega a dar fruto. Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende y como persevera este si produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta el ciento por uno. (Mateo 13:3-23)
¿Qué clase de terreno son ustedes? En éstos días quizás hayan experimentado algunos problemas pero esto es normal. Cada vez que se planta una “semilla” Satanás tratará de robarla. No lo permitan. No se fijen en las circunstancias. Para que nuestros matrimonios se conformen al plan de Dios, necesitamos comenzar a ver las cosas como El las ve. Con los ojos de la fe.
Porque os es necesaria la paciencia, para que habiéndo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Heb. 10:36
Un sembrador salió a sembrar. Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esta semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda; pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.
Cuando sus discípulos le preguntaron a Jesús qué significaba esta parábola el les dijo:
Cuando alguien oye la palabra de Dios y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. El que recibió la semilla que cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría; pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas y persecución a causa de la palabra, en seguida se aparta de ella. El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que ésta no llega a dar fruto. Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende y como persevera este si produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta el ciento por uno. (Mateo 13:3-23)
¿Qué clase de terreno son ustedes? En éstos días quizás hayan experimentado algunos problemas pero esto es normal. Cada vez que se planta una “semilla” Satanás tratará de robarla. No lo permitan. No se fijen en las circunstancias. Para que nuestros matrimonios se conformen al plan de Dios, necesitamos comenzar a ver las cosas como El las ve. Con los ojos de la fe.
Porque os es necesaria la paciencia, para que habiéndo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Heb. 10:36
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